Con la preparación adecuada, este periodo puede convertirse en una oportunidad para organizarte mejor, crear nuevos hábitos y empezar el curso con motivación.
En esta guía encontrarás recomendaciones prácticas para que tu regreso a clases como estudiante universitario sea más tranquilo, productivo y enriquecedor.
Uno de los factores que más influyen en tu rendimiento es el lugar donde estudias. Tener un espacio ordenado y adaptado a tus necesidades marca la diferencia entre procrastinar o concentrarte de verdad.
Asegúrate de contar con un escritorio amplio y cómodo.
Busca una buena iluminación, preferiblemente natural.
Mantén a mano solo lo esencial: portátil, cuadernos y material de escritura.
Elimina distracciones (móvil, consolas, ruidos externos).
Si vives en una residencia de estudiantes como KLEY, tienes habitaciones ya equipadas con escritorio, buena conexión WiFi y zonas comunes de estudio, lo que facilita mucho la organización desde el primer día.
La universidad no se trata solo de asistir a clases: también hay prácticas, trabajos en grupo, exámenes, actividades extracurriculares y tiempo para ti. Sin un plan, el caos aparece rápido.
Usa un calendario físico o digital para apuntar fechas importantes desde el principio.
Divide tus tareas en bloques semanales y diarios.
Considera aplicaciones como Google Calendar, Notion o Trello para organizar tus proyectos.
Tip: dedica el domingo por la tarde a planear tu semana. Con 20 minutos tendrás claro qué días estudiar, hacer deporte o descansar.
Nada genera más estrés que empezar las clases y descubrir que te faltan libros, programas o apuntes. Haz un checklist antes del inicio de curso:
Material de papelería básico (cuadernos, bolígrafos, resaltadores).
Ordenador actualizado y con antivirus.
Copias de seguridad de tus documentos (Google Drive, Dropbox).
Software necesario para tu carrera (por ejemplo, AutoCAD, SPSS, programas de diseño).
En muchas residencias de estudiantes tienes salas de impresión y préstamo de material, algo que te ahorra tiempo y dinero.
El rendimiento académico no depende solo del tiempo que dediques a estudiar, sino de cómo cuidas tu cuerpo y tu mente.
Sueño: intenta dormir entre 7 y 8 horas. Dormir poco solo afecta tu concentración.
Alimentación: planifica menús sencillos y equilibrados. Evita vivir solo de comida rápida.
Ejercicio: bastan 20-30 minutos al día de caminata, yoga o gimnasio para mejorar tu energía.
Muchas residencias cuentan con gimnasio propio y comedor con opciones variadas. Esto facilita mucho mantener un estilo de vida saludable sin complicaciones.
El regreso a clases puede traer nervios, expectativas y presión. Hablar de salud mental es fundamental:
Aprende a reconocer tus niveles de estrés.
Practica técnicas de relajación como respiración profunda o meditación.
Haz pausas activas cada hora de estudio para despejar la mente.
No dudes en pedir ayuda si lo necesitas: amigos, familiares o profesionales.
Recuerda: cuidarte no es una pérdida de tiempo, es una inversión en tu bienestar y en tu futuro académico.
Uno de los mayores beneficios de la universidad es la oportunidad de crear redes sociales y profesionales. No te encierres en tu rutina:
Únete a grupos de estudio desde el inicio.
Participa en asociaciones universitarias.
Asiste a eventos y actividades extracurriculares.
En una residencia como KLEY, la vida comunitaria es parte del día a día: actividades culturales, deportivas y sociales te ayudan a conocer gente y sentirte acompañado, incluso si vienes de otra ciudad o país.
Los primeros días son el momento perfecto para marcarte metas realistas. No se trata solo de aprobar, sino de crecer en distintos aspectos:
Objetivos académicos: aprobar todas las asignaturas, mejorar tu media, aprender un idioma.
Objetivos personales: leer más, practicar deporte, aprender a cocinar.
Objetivos sociales: hacer nuevos amigos, integrarte en tu residencia, participar en un club.
Consejo: escribe tus metas en un papel o en una app y revísalas cada mes para medir tu avance.
La universidad es exigente, pero no puede ocuparlo todo. Aprender a equilibrar estudio, ocio y descanso es clave para no agotarte.
Reserva tiempo para actividades que te gusten: leer, pasear, practicar música, salir con amigos.
Evita compararte constantemente con otros: cada estudiante tiene su propio ritmo.
Recuerda que desconectar también es parte del éxito académico.
En Barcelona, por ejemplo, muchos estudiantes aprovechan la vida cultural y las actividades al aire libre para equilibrar la rutina universitaria.
Para que tu regreso sea realmente sin estrés, ten en cuenta los fallos más habituales:
- Dejarlo todo para última hora
- No organizar el espacio de estudio
- No revisar el calendario académico
- Descuidar la alimentación o el descanso
- Aislarte y no pedir ayuda
Finalmente, tu entorno puede ser tu aliado o tu mayor fuente de estrés. Vivir en un lugar adecuado, con servicios pensados para estudiantes, puede marcar la diferencia.
En KLEY, por ejemplo, tienes todo lo que necesitas:
Habitaciones equipadas listas desde el primer día
Zonas comunes para estudiar y socializar
Gimnasio, terrazas y comedores
Actividades para integrarte en la comunidad
Seguridad y tranquilidad para centrarte en lo importante
Así, tu regreso a clases no empieza con preocupaciones, sino con energía para aprovechar al máximo esta nueva etapa.
El regreso a clases de los estudiantes universitarios no tiene que ser una fuente de ansiedad. Con planificación, hábitos saludables, apoyo de tu comunidad y un entorno adecuado, puedes empezar el curso con confianza y motivación.
Recuerda: cada semestre es una nueva oportunidad para crecer, aprender y disfrutar. Y elegir vivir en una residencia de estudiantes como KLEY hace que todo ese proceso sea mucho más sencillo, enriquecedor y sin estrés.
Descubre las residencias de estudiantes KLEY y empieza tu regreso a clases con el mejor entorno.